En la Feria Internacional Yucatán X´Matkuil 2025, la tradición se mezcla con los sonidos cotidianos del hogar y la alegría de las familias que recorren sus pasillos. En la gran nave de proveedores, ese corredor interminable donde todo parece tener un propósito, se alinean desde cubetas y cucharones hasta cazuelas, bandejas y cualquier encendedor doméstico que la casa pueda necesitar. En X´Matkuil, lo útil también es parte de la vida diaria de una feria.
Los baratilleros, expertos en atraer miradas, elevan la voz con el fervor de quien conoce bien el ritmo de la feria. En esta última semana —cuando la prisa y las ofertas se combinan— ofrecen colchas, sábanas, cobijas, almohadas y edredones que llegan desde Tlaxcala y distintos rincones del país. Cada pieza lleva consigo historias y las manos artesanas que la elaboraron. Aquí, las familias buscan la mejor compra, el precio justo, el artículo perfecto para completar el hogar.
La alfarería, la vidriería y las cerámicas de barrio decoran el camino con texturas, colores y reflejos que atrapan la mirada. No falta quien se detenga a revisar la olla ideal para un buen mondongo o la lata que guardará la cochinita pibil del domingo. Porque X´Matkuil también es eso: tradición que se cocina, que huele, que se comparte en familia.
El domingo familiar le da un brillo especial a la feria. Desde temprano, los pasillos se llenan de gente; se escuchan risas de niños que corren hacia los juegos mecánicos, mientras abuelos y tíos pasean tomados del brazo disfrutando del ambiente. Las familias se detienen a probar marquesitas, a compartir una refrescante bebida o a elegir juntos la cazuela que pronto llenará de aroma la casa. La música en vivo se mezcla con el murmullo de conversaciones, creando una sinfonía de alegría que recorre cada rincón. Entre la multitud, la feria late con la energía de quienes la viven como tradición y paseo dominical.
Los pasillos viven su propia coreografía. Entre ellos se cruzan parejas enamoradas, madres que buscan hasta el cubierto más pequeño, padres que calculan precios, niños que tiran de la mano para correr hacia los juegos mecánicos. Al fondo, un espectáculo en vivo arranca aplausos y agrega música a la atmósfera festiva.
X´Matkuil es celebración, pero también identidad. Es ese lugar donde lo esencial —la mesa, la cocina, la convivencia— adquiere de nuevo su valor. La embajadora de la feria Eny Paredes Villalobos recorre el recinto irradiando hospitalidad yucateca, saludando a quienes ven en esta fiesta anual un pedacito del corazón de Yucatán.
Zapatos, ropa, utensilios, artesanías… todo convive entre la algarabía. La feria refleja la vida diaria y su belleza simple. Lo práctico encuentra su lugar junto a lo tradicional, en un entorno donde la magia está en cada compra, cada sonrisa, cada anécdota que se suma año con año.
En su última semana, X´Matkuil 2025 promete seguir enamorando a quienes la visitan. Porque más que una feria, es un encuentro con la autenticidad yucateca, un espacio donde la tradición sigue viva entre luces, familias, sabores y sueños compartidos.
deje un comentario