El corazón del circo en la Feria de Xmatkuil
Mérida, Yucatán, 18 de noviembre de 2025.- Han pasado décadas, pero el ritual sigue intacto: basta cruzar la entrada de la feria para escuchar el eco de risas, el tintinear de los instrumentos y el llamado de la carpa. En su 51ª edición, la Feria de Xmatkuil vuelve a encender la memoria colectiva con un nombre que resuena: el Circo de los Hermanos Rodríguez, ahora bajo el sello Circo BAM, BAM.
Entre semana, la cita es puntual a las seis de la tarde; los fines de semana, la magia se desdobla en dos funciones gratuitas, a las 6 y a las 8 de la noche. En cuanto se apagan las luces, la carpa respira y nos transporta a ese instante eterno en que los circos comenzaron a volar: el salto de Jules Léotard, hace más de siglo y medio, que inauguró la danza de los trapecistas. También hay funciones matutinas para las escuelas desde las 10 de la mañana.
Adentro, la tradición se convierte en espectáculo vivo. Payasos, malabaristas, equilibristas, contorsionistas y acróbatas construyen un templo efímero de luces y sueños. Detrás, los oficios invisibles —quienes atan cuerdas, cosen lentejuelas, pintan caras y pulen la pista— sostienen la memoria de generaciones de artistas.
En cada número, la inocencia regresa. Los adultos redescubren la niñez, los niños descubren la maravilla. El circo, como acto de fe y disciplina, se convierte en un puente hacia la infancia perdida.
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